Mostrar menú

Tertulia del obispo de Catania

  • Nápoles
  • Nápoles

La tertulia del obispo de Catania[1]

 

La tertulia del obispo monsignor de Catania, de ubicación incierta hasta hoy, resulta muy reveladora del contexto sociológico en que surgió el clasicismo de la obra última de Garcilaso.[2] Acerca de la localización de esta tertulia ─sobre algunas de sus implicaciones literarias se volverá más adelante─, la crítica, que no ha prestado en exceso atención a la existencia de este cenáculo reunido alrededor de (probablemente) Marino Ascanio Caracciolo, ha tendido a situarla, o bien en Nápoles, sin argumentarlo,[3] o bien en Sicilia, dado el origen del obispado y de la relación del monsignor con el poeta y también teórico de la literatura Antonio Sebastiano Minturno, quien por entonces se encontraba residiendo en Sicilia.[4] La correspondencia, sin embargo, por estas fechas del autor del De poeta con sus amigos napolitanos, jóvenes patricios y hombres de corte como él, así como el hecho de que antes del Concilio de Trento los obispos no estuvieran obligados a vivir en sus respectivas diócesis (Fosalba, 2009: 88), revela que, efectivamente, la tertulia del obispo se encontraba en Nápoles, como se suponía, acabamos de ver, pero no se había constatado.[5]

La carta que da cuenta de la existencia de la tertulia del obispo se encuentra en el epistolario de Minturno (1549: 31-32) y está dirigida a su amigo el napolitano Ferrante Como (carta núm. 20), al que había intentado ayudar, sin éxito, procurándole algún oficio en la corte de María de Cardona y de la condesa de Colisano, personajes, como veremos, muy vinculados a este círculo. La negativa de las dos damas, también napolitanas, desata el enfado de Minturno: “Perche tanto sdegno m’è contra loro nell’animo venuto, che’io non so quando possa loro scrivendo l’usato stile per inanzi tenere”, motivo de que sus esfuerzos ahora se concentren en hacer lo propio recurriendo esta vez a la condesa de Borrello. Es luego, hablando de asuntos más agradables, cuando alude a dos sonetos suyos que ha enviado a Como para que se comenten en esa “docta academia” reunida en casa de monsignor de Catania:

 

Che quelli duo sonetti i quali io di qui ui mandai non per mia elettione, ma per vostro sodisfacimento, sieno stati si commandati da quella dotta academia, che in casa di Monsignor di Cathania di varie cose, ogni di ragiona, non tanto mi si fa prendere à grado: percio che egli non mi par poco da si lodati ingegni tanto di laude venirmi; quanto m’empie di maraviglia, che di tanti e si alti spiriti non sia stato alcuno, il quale i miei componimenti à vile tenesse, essendo quelli di niuno o di pocho pregio; & havendo in costume gli humani ingegni de l’altrui cose dispreggiare, per appregiar troppo le sue. Dirò il vero, i nomi soli mi spauentano, il [Iacopo] Celano,[6] il Toscano,[7] il [Bernardo] Tasso. Che diremo de l’Epicuro [Marcantonio] e del [Luigi] Tanzile? uoi non me ne fate parola; E sono pur questi di nobil fama. Del Philocalo [da Troia] non ho maraviglia che tacciate percio che egli nudrito nel grembo de le piu dotte & antiche Muse, & con l’ali di quelle à guisa di Cygno leuato à uolo, non ha cura di queste uolgari [la cursiva es mía].[8]

 

La carta, aunque carece de fecha, cabe situarla, no obstante, en 1534; por varias razones: la primera, porque se sitúa entre dos cartas fechadas ese mismo año, si bien es cierto que el orden cronológico del epistolario de Minturno es relativo y, por tanto, no constituya un indicio del todo fiable; y la segunda ­─y este sí es un indicio fiable─, porque se menciona en ella la publicación reciente del comentario petrarquista de Gesualdo (Venezia, Da Sabbio e fratelli, 1533), también objeto de discusión en dicha tertulia, lo que, por fuerza, obliga a no posponer su datación hasta 1535:

 

Che la spositione del Gesualdo mio sia riputata da tutti la migliore di quante se ne sono scritte sopra le rime del Petrarca, forte me ne rallegro, parendomi che questo giuditio agguagli la mia speranza. Ma percio che non fu cosa mai sì perfetta, che non hauesse riprenditori ; A grado mi sia che mi scriuiate s’alcuno è che la riprenda , e di che, e per qual cagione.

 

Otra carta del epistolario de Minturno, en la que se menciona por primera vez al obispo de Catania, al que el teórico apenas conoce ─a diferencia de la anterior─ y donde se termina por demostrar que su tertulia se encontraba en Nápoles, dirigida al también amigo suyo Lucio Camillo Scorziano ­─hecho que lo vincularía también a este grupo­─, señala que la carta a Ferrante Como hubo de escribirse con posterioridad al 20 de abril de 1534, la fecha de la carta a Scorziano que, como la otra, Minturno escribe también desde Messina (carta núm. 5, ff. 4-6). En esta otra carta, además, se menciona como un hecho reciente la entrada del poeta Bernardo Tasso al servicio del príncipe de Salerno, de cuya “buona fortuna trovata” Minturno se alegra, por lo que conviene situar este hecho, como argumenta Torre Ávalos (2016: 388), entre finales de 1533 y comienzos de 1534, antes de que Minturno reciba la noticia. La epístola empieza haciendo alusión a la tardanza en la respuesta de Scorziano, que, impedido por una enfermedad, había tardado en escribirle, y es poco más adelante cuando Minturno le pide a Scorziano que, por mediación de él, que se encontraba en Nápoles, le haga llegar un mensaje a monsignor de Catania, que supuestamente, por tanto, se encontraba también allí: “A’ Mon.S. di catania bacio l’honorata mano, che tra suoi seruidori, i quali da lui sono cortesemente chiamati amici, à tenermi  comminci”. Luego añade que “Quel che à S. S. ho proferto, è presto: è piacera forse à Dio che fuori di questi scogli io u’habbia in Napoli à riuedere. Io non desidero altro notte, è giorno, sì come apertamente n’ho scritto al [Ferrante] como”, haciendo un bonito elogio de la amistad a propósito del ocio literario que Minturno compartía con sus amigos en Nápoles, a los que ahora echa de menos.

De lo abordado hasta el momento se extrae, así: 1) que la docta academia de monsignor de Catania se encontraba en Nápoles por estas fechas, a mediados de la década de 1530 y sobre todo en 1534; y 2) que de ella, además de Lucio Camillo Scorziano, Ferrante Como, Bernardo Tasso, Luigi Tansillo, Giovanni Filocalo da Troia y los demás poetas mencionados en las dos cartas anteriores, formaba parte también, aunque fuera virtualmente, el propio Minturno: por un lado, a través de su correspondencia con sus amigos napolitanos, que leían sus poemas en la docta academia; y por otro lado, por mediación también de Gesualdo, cuyo comentario a la obra de Petrarca, leído en el entorno del obispo, se nutre continuamente del diálogo perdido de Minturno Accademia, ahí donde el poeta, en este caso teórico de la literatura, volcó sus ideas sobre cómo había de ser el petrarquismo de inspiración clasicista en lengua vulgar.[9]

Otra carta, dirigida también a Scorziano, fechada en Messina el 15 de octubre de 1538, refiere una vez más a este grupo de amigos con los que Minturno se cartea desde Sicilia y con los que trata insistentemente, desde la distancia, de mantenerse presente en Nápoles (carta núm. 4: ff. 2-4). De nuevo, Scorziano se excusa por su tardanza, motivo por el que Minturno le aconseja, otra vez, a él y a sus amigos, hacer los envíos desde casa del virrey, donde, parece, la comunicación es más fluida:

 

Gia ui dimostrai piano & ispedito camino da mandarmi les vostre lettere, quando io ui scrissi, che in Napoli in casa delo Illustris. S. Vice Re di questo Regno ha sempre persona, la quale sia buon mezzo ad inuiarmi sicuramente quanto uoi con gli altri amici mi scriuerete. Per questa uia il como [Ferrante] & alcuni de gli amici, che costì si ritruouano, souente mi scriuono. Così fosse destro è largo il sentiero alle mie lettere, poi che elle sono in Napoli peruenute, percio che di qui in fin’ à cotesta citta non trouano alloro andare il uarco impedito, che uene mandarei tante, che ‘l vostro desio uinto ne remarrebbe.

 

Luego le pide ayuda acerca de la interpretación de un pasaje virgiliano sugiriéndole que recurra a “alcuno di tanti Spiriti gentili, i quali pieni d’ingegno e di doctrina sogliono in Napoli fiorire”, y le manda “quel che n’ho da duo greci ispositori imparato” para concluir, una vez más, expresando su deseo de volver a Nápoles, donde se encuentran sus amigos.

El hecho de que esta vez no especifique el círculo de poetas y de estudiosos que se encontraban en casa del obispo de Catania haría pensar que, quizá, el círculo se hubiese ya disuelto. Con todo, la ayuda que pide Minturno para la interpretación del pasaje virgiliano revela, nuevamente, el interés de este grupo de amigos, reunido poco tiempo ha en casa del obispo, tanto por la literatura vulgar, Petrarca sobre todo, como por su relación con las fuentes clásicas grecolatinas (de ello trata en parte el comentario petrarquista de Gesualdo, leído en casa de monsignor de Catania: del interés por la doctrina oculta tras los versos de Petrarca, sea a partir de sus conocimientos en historia, filosofía, teología y literatura clásicas como de su forma de canalizarlos a través de sus versos en imágenes poéticas).[10]

Por otro lado, la presencia de Scorziano, vinculada ahora a la de Tasso, Tansillo, Epicuro y Filocalo da Troia, haría pensar que parte del grupo literario integrante en los años 20 de la “quasi academia” que Minturno se encontró al volver a Nápoles en 1525 ─cuya representación ficticia sería el ya recordado diálogo Accademia─,[11] cenáculo consagrado al estudio de la obra de Petrarca cuyas reuniones habrían alimentado el contenido del comentario petrarquista de Gesualdo y en el que participaron también algunos miembros de la Accademia pospontaniana (entre ellos, el propio Scorziano), se reuniese ahora, en los años 30, en casa del obispo de Catania.[12] Ello explicaría, además de la presencia de Scorziano, a quien Minturno pide que bese las manos al obispo, la propia presencia virtual de Minturno, que se comunicaba en su correspondencia con sus amigos napolitanos con el entorno social de monsignor, y luego también la de Gesualdo, cuyo comentario a la obra de Petrarca, como hemos visto, fue altamente apreciado en el contenido de estas reuniones; reuniones, pues, que, en última instancia habrían servido para preservar en los años 30 ese petrarquismo de aire clasicista característico de la poética de Minturno, que, aunque se publica posteriormente en los años 50 y 60, con el De poeta (1559) y el Arte poetica (1564),[13] tiene, no obstante, sus orígenes en los años 20,[14] en el diálogo perdido Accademia y las reuniones con Scorziano y Gesualdo, cuyo comentario evoca también esa visión doctrinal y clasicista de la obra de Petrarca, influida por el contacto del grupo con el de los académicos pospontanianos.[15]

Relevante también a tal respecto la presencia de María de Cardona y de la condesa de Colisano, citadas, como vimos, en la carta a Ferrante Como, donde Minturno desvelaba la existencia de la tertulia. Otras cartas de Minturno ponen de manifiesto el interés de ambas damas por la literatura vulgar según esta línea clasicista sobre la que, por cierto, Tasso ya se había posicionado durante los años 20, en Padua, siguiendo, en su caso, la doctrina de su amigo Antonio Brocardo ─como revela el contenido  del prólogo de su primer libro de los Amori (1531) y los poemas que le dirige─, pero que ahora, en los años 30, en Nápoles había encontrado un espacio social favorable ideológicamente como era el de las tertulias en casa del obispo (de ahí, pues, que se reafirme en esta posición en el prólogo de su segundo libro, publicado precisamente en 1534).[16] En una de las cartas que Minturno escribe a María de Cardona (carta núm. 10, libro octavo: ff. 160v-161v), narra a la marquesa la vivencia editorial de la obra de Gesualdo, que se encontraba ya en Venecia lista para imprimir en 1531, pero que se habría demorado en su publicación hasta 1533, lo que habría servido para que Sylvano da Venafro y Sebastiano Fausto da Longiano le “robaran” algunas lecciones en sus respectivos comentarios del Canzoniere de Petrarca.[17] Minturno refiere al hecho de que la marquesa de la Padula le haya enviado el comentario a Petrarca de Sylvano (lo que hace suponer que la carta, que carece de fecha, fuese escrita en 1533, momento en que se imprimió la obra): “Bacio l’honorate mani di V.S. che m’habbia mandato il Petrarca del silvano: perche nel uero io disiaua uederlo”, y añade a continuación: “Duolmi che ‘l Petrarca del Giesualdo (sic) à lei dedicato, sia stato si mal fortunato, che duo commenti quello del Fausto e questo del Silvano siano prima stampati, la doue deueuano doppo lui uenire in luce. Perche nel uero son duo anni che la spositione del Gesualdo giunse in Venegia per essere stampata [lo que indica, pues, que la obra de Gesualdo estaba ya lista para imprimir en 1531]. Da cui par c’habbia tolto l’uno e l’altro di quelli duo spositori: Il Fausto credo mentre fu quella in Venegia in potere di Melchior sessa, il Silvano penso mentre uanno in man di molti per Napoli quelli scritti, che sopra il Petrarca si scrissero, quando la nostra Accademia fioriua in quella città” [se está refiriendo a la academia napolitana de los años 20, paralela a la pontaniana, en la que participó Scorziano: la cursiva es mía]. Aparte de la dedicatoria de Gesualdo a María de Cardona, apuntada por el propio Minturno con el “à lei dedicato” ─hecho este suficiente como para vincularla a este grupo de escritores a comienzos de la década de 1530, a partir de 1533, cuando Minturno habría escrito la carta y Gesualdo publicado su obra─, el sentido dilógico del posesivo “nostra Accademia” plantearía a su vez la posibilidad de que la marquesa de la Padula hubiera formado parte también, igual que los dos escritores, de esa “quasi” academia petrarquista reunida en los años 20 en la que, como se ha anotado, habrían participado también, además de Minturno y Gesualdo, Lucio Camillo Scorziano y Andreas Cossa.[18] Por último, Minturno pone un ejemplo del robo de estos autores que, siguiendo la lección de Gesualdo, citan un pasaje en el que Petrarca imita a Virgilio, para concluir justo a continuación que la marquesa podrá advertir fácilmente los demás “hurtos” “quando leggendo pareggerà l’una spositione con l’altra leggermente”.

Siendo o no partícipe de esta docta academia reunida ahora en los años 30 en casa del obispo monsignor de Catania, de lo que no cabe duda es del interés de la marquesa María de Cardona por la actividad desarrollada por estos escritores tanto en lo relativo al ejercicio poético en lengua vulgar como al estudio de la poesía de Petrarca según una perspectiva genérica, clasicista, que remite, en última instancia, a los autores de la Antigüedad, representada, su doctrina, en la obra del poeta de Arezzo en forma de imágenes poéticas. Así, Petrarca se convierte para los poetas de esta generación, cortesanos residentes en Nápoles, en el más autorizado y principal referente de imitación por su manera de adaptar a la poesía en lengua vulgar el legado clásico grecolatino, que estos escritores redescubren por sus conocimientos de ambas tradiciones a partir del análisis de las fuentes de su poesía. La ya citada carta que Minturno escribe a Ferrante Como, donde pide a la marquesa un oficio para su amigo, haría pensar que parte de los poetas reunidos en las dependencias del obispo, tal vez los más excelentes, todos ellos unidos por esta idea clasicista del petrarquismo de la lengua vulgar, formaran parte de la red clientelar de la marquesa. Es aquí donde cobraría sentido el soneto que Minturno le dirige en el verano de 1534, entre otros dedicados a la misma dama, lamentando, en este caso, la vuelta de la marquesa a Nápoles en el séquito de la princesa de Salerno, que entonces se encontraba en Sicilia, donde ubicamos también a la condesa de Colisano y familiar de la anterior Giulia Antonia de Cardona.[19] Se ha planteado que dicho soneto compitiese con otro escrito por Tansillo en las mismas circunstancias en lo que constituiría una especie de juego poético cortesano similar al que dio origen en Ischia a la adaptación toscana de la égloga piscatoria,[20] lo que sirve ahora para plantear la posibilidad de que ambas, la condesa de Colisano, pero sobre todo María de Cardona, formaran una pequeña corte dentro de la corte del príncipe de Salerno (como ocurriría, por otro lado, con Vittoria Colonna en la corte de los Ávalos en Ischia)[21] de la que habrían formado parte algunos de esos personajes integrantes de las tertulias napolitanas de casa del obispo, interesados en una visión clasicista y ecléctica de la obra de Petrarca ─y del vulgar en general─ distinta de la concepción bembiana, basada en la imitación del modelo único y de los géneros utilizados por el mismo.[22] Integrantes de esta pequeña corte o red clientelar de la marquesa, y de las tertulias en casa de monsignor de Catania, de una u otra forma involucrados, serían, pues, el propio Scorziano; Gesualdo, que, como hemos visto, dedicó su Spositione a la marquesa y cuya obra fue leída en las dependencias del obispo; Minturno, que desde la distancia se carteó con ella y participó también virtualmente en dicha tertulia; Tasso, que aparece citado en la carta a Ferrante Como, donde se desvela la existencia de la tertulia; Tansillo, que también aparece mencionado en ella y que dirige también poemas encomiásticos a la marquesa y, añado ahora, en pos de todos estos indicios, Garcilaso de la Vega, que cita a “Tansillo, a Minturno, al culto Tasso” en su famoso soneto XXIV dedicado también, y no por casualidad, a María de Cardona.

Este hallazgo permite fechar, pues, el soneto de Garcilaso dentro del pequeño corpus poético dedicado a la marquesa dentro de este contexto, en 1534 (lo que, por otro lado, haría suponer la existencia de un poema perdido de Tasso dedicado también a la misma dama), además de, igualmente, dotar de un contexto sociológico e histórico preciso a la influencia del clasicismo en el ámbito de la literatura vulgar a estas alturas de la década de 1530 en que destacaron en Nápoles todos estos escritores, sea a través de la práctica poética y/o del lado de la teoría literaria, como sucede con los prólogos a los dos primeros libros de los Amori de Tasso; la Spositione de Gesualdo o las conversaciones de Minturno, quien, como se ha visto, participó, en la distancia, por vía epistolar, en el cenáculo literario del obispo y cuyas ideas se transmitieron, también allí, de forma indirecta, al estar contenidas en el comentario petrarquista de Gesualdo. Tampoco es casualidad, en este sentido, que el soneto de Garcilaso refiera precisamente al rescate del clasicismo y su aplicación a la literatura vulgar española desarrollando la metáfora del río Tajo, representante del ejercicio poético garcilasiano que, desde “la cumbre difícil d’Elicona”, con la ayuda de la marquesa, se ha de desviar para rendirle su gran tributo, si tenemos en cuenta que la marquesa, “décima musa” de estos escritores, a cambio de sonetos encomiásticos, estaba protegiendo a parte de este  grupo reunido en las dependencias del obispo de Catania, tal vez, como apuntaba anteriormente, a los poetas de mayor valía, como fueron Tasso, Tansillo, Minturno y también, por supuesto, Garcilaso: representantes todos de ese petrarquismo de corte clasicista que parece caracterizó el panorama literario de la Nápoles de 1530 y que, en última instancia, tenía su origen en el humanismo pontaniano, también partidario de una visión ecléctica en la imitatio de la obra de Cicerón.[23] Además, volviendo al poema de Garcilaso, se trata de un poema rico en imágenes que encierran una doctrina, como representa el ejemplo de Petrarca y cual fue, de hecho, como vimos, el principal objeto de interés del comentario petrarquista de Gesualdo.

Por otro lado, es posible que en Sicilia se encontraran Tasso, que habría viajado hasta la isla siguiendo a la princesa de Salerno; Tansillo, que también desde allí pudo escribir su soneto consagrado a la misma con motivo de su vuelta a Nápoles; Minturno, que vivía allí, de hecho, y también Garcilaso:[24] ahora bien, de ser así, esto habría ocurrido después de que todos ellos, a excepción de Minturno (que participó virtualmente) hubiesen coincidido tanto en la tertulia napolitana en casa del obispo de Catania como, tal vez, en el palacio de los príncipes de Salerno, donde probablemente residió durante este tiempo María de Cardona. Ello serviría a su vez para datar la amistad de Tasso y el poeta de Toledo con una cierta anterioridad a la jornada de Túnez, cuando tradicionalmente los garcilasistas suelen fechar la relación de ambos vates. A buen seguro, los dos poetas ya se conocieron en 1533 o, por lo menos, en 1534, que es cuando Minturno da cuenta de la existencia de la tertulia del obispo de Catania. El interés de los dos por la literatura vulgar vista a través de su relación con las fuentes clásicas grecolatinas, común a este ambiente literario, explicaría a su vez, como ya anotó Mele, que lo más probable es que Garcilaso fuese el “gentiluomo spagnolo”, autor de un himno griego y dos odas latinas, del que Bernardo Tasso había hablado en varias ocasiones a su amigo, el escritor de Módena, Francesco Maria Molza.[25]

 

 

*             *             *

 

 

A lo largo de estas páginas, se ha demostrado que la tertulia del obispo monsignor de Catania, cuya localización se desconocía, se encontraba activa en Nápoles por lo menos desde 1534. Hemos podido comprobar que dicha tertulia fue la sucesora espiritual del grupo petrarquista que Minturno se encontró al volver a Nápoles a mediados de los años 20; un círculo literario interesado en una visión doctrinal del petrarquismo y por su relación con las fuentes clásicas grecolatinas sobre el que Minturno ejerció una gran influencia gracias a sus conocimientos de los autores de la Antigüedad. El interés de este grupo por el Canzoniere de Petrarca visto a través de la doctrina de los clásicos y por la forma en que el poeta de Arezzo la canalizó literariamente en sus versos sirviéndose de los recursos propios de la elocución habría motivado parte del contenido del comentario petrarquista de Gesualdo y del diálogo perdido de Minturno Accademia, trasunto ficticio de aquellas reuniones. En ellas participaron algunos jóvenes patricios que, como Lucio Camillo Scorziano, fueron protagonistas también de las tertulias pospontanianas, y ciertos escritores vinculados al espacio social e ideológico de la corte. La presencia de algunos de ellos, directa o indirecta, como en los casos de Minturno y Gesualdo, en las reuniones de casa del obispo, donde acudieron a su vez, en sus ratos de ocio, otros escritores cortesanos (Tasso, Tansillo, Epicuro, Galeota, Caracciolo y Filocalo da Troia), así como la vinculación de parte de este grupo con la red clientelar de la marquesa María de Cardona, posible integrante también del círculo petrarquista de Minturno en los años 20, ha servido para enmarcar histórica, sociológica y culturalmente la figura de Garcilaso dentro de esta corriente del petrarquismo napolitano de los años 30, heredera de la anterior, y para fechar la composición de su soneto dedicado a María de Cardona, que habría sido escrito en 1534. La importancia que, parece, tuvo esta fecha para la influencia del clasicismo en la literatura española e italiana, particularmente en lo relativo a la adaptación de los géneros clásicos, quedaría así confirmada por el contenido del soneto XXIV de Garcilaso, ahí donde se da cuenta de la labor en que estaban empeñados tanto él como sus compañeros de generación italianos. Es también el año en que se publican de forma póstuma las sátiras de Ariosto, cuando Garcilaso escribe su Epístola a Boscán y cuando Tasso da a la imprenta su segundo libro de los Amori. Es sabido por todos que una de las formas estróficas empleadas en este libro para adaptar al vulgar el ritmo de la oda horaciana es la misma con la que Garcilaso introdujo la llamada «lira» en la literatura española, utilizándola poco después en la composición de su Ode ad florem Gnidi; lo que, para acabar, lleva ahora a quien escribe a preguntarse si no fue precisamente el contexto de aquellas reuniones habidas en casa del obispo, donde se hablaba de Petrarca a la luz de los clásicos y acostumbraban a reunirse en los años 30 los escritores cortesanos, entre ellos Garcilaso, el que pudo propiciar, en cierto modo, la adaptación al castellano de la primera oda y epístola horacianas.

 

 

 

Bibliografía

 

 

Addesso, Cristiana Anna (2005), Le Stanze del Fuscano sovra la belleza di Napoli [tesis doctoral], Nápoles, Università degli Studi di Napoli “Federico II”. DOI: http://dx.doi.org/10.6092/UNINA/FEDOA/2434.

 

Alicarnasseo, Filonico, Vite di alcune persone illustri del secolo xvi, Biblioteca Nazionale di Napoli, ms. X.B.67.

 

Belloni, Gino (1980), “Di un «parto d’elephante» per Petrarca (Il commento del Gesualdo al «Canzoniere»)”, Rinascimento, 2, 20, pp. 359-381.

 

Bellsolell, Joan (2010), “Miguel Mai y Antonio Sebastiano Minturno en la corte de Carlos V”, Studia Aurea, 4, pp. 139-178. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/studiaaurea.40.

 

Biehl, James W. (1974), Antonio Minturno. De poeta in six books [tesis doctoral], Carbondale, Southern Illinois University. Disponible en: https://ur.es1lib.org/book/5258287/1dd0d0 (19/01/2022).

 

Burgassi, Cosimo (2012). “Gesualdo lettore di Petrarca e la ‘prova degli artisti’ (Rvf 77)”, Studi di filologia italiana, 70, pp. 169-181.

 

Caccamo, Domenico (1976), “Caracciolo, Nicola Maria”, en Dizionario Biografico degli Italiani, 19. Disponible en: https://www.treccani.it/enciclopedia/nicola-maria-caracciolo_(Dizionario-Biografico) (18/01/22).

 

Cerboni Baiardi, Giorgio (1966), La lirica di Bernardo Tasso, Urbino, Argaglia editore.

 

D’Alessandro, Francesca (2005), “Il Petrarca di Minturno e Gesualdo: preistoria del pensiero poético tassiano”, Aevum, 79, 3, pp. 615-637.

 

De Caro, Gaspare (1976), “Caracciolo, Marino Ascanio”, en Dizionario Biografico degli Italiani, 19. Disponible en: https://www.treccani.it/enciclopedia/marino-ascanio-caracciolo_%28Dizionario-Biografico%29/ (18/01/22).

 

De Frede, Carlo (1960), I lettori di umanità nello Studio di Napoli durante il Rinascimento, Nápoles, L’Arte tipografica.

 

Fosalba, Eugenia (2009), “Implicaciones teóricas del alegorismo autobiográfico en la égloga III de Garcilaso”, Studia Aurea, 3, pp. 39-104. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/studiaaurea.28.

 

Fosalba, Eugenia (2019), Pulchra Parthenope. Hacia la faceta napolitana de la poesía de Garcilaso, Madrid-Frankfurt, Iberoamericana-Vervuert. DOI: https://doi.org/10.31819/9783964569011.

 

Fosalba, Eugenia (2021), “La sodalitas como fuente de inspiración en la poesía de Garcilaso”, Studia Aurea, 15, pp. 227-254. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/studiaaurea.451.

 

Fuscano, Giovanni Bernardino (1531), Stanze sovra la belleza di Napoli, Roma, Antonio Blado.

 

Magalhães, Anderson, “Vittoria Colonna, donna di governo e mecenate al Castello Aragonese d’Ischia”, Studi Giraldiani, V, 2019, pp. 139-183. DOI: https://doi.org/10.6092/2421-4191/2019.5.139-183.

 

Minturno, Antonio Sebastiano (1549), Lettere di Meser Antonio Minturno, Venecia, Girolamo Scoto.

 

Minturno, Antonio Sebastiano (2009), Arte poética, ed. María del Carmen Bobes Naves, Madrid, Arco/Libros.

 

Morros, Bienvenido (2008), “Garcilaso y Propercio: a propósito del soneto XXIV”, Voz y Letra, 19, pp. 101-111.

 

Mele, Eugenio (1923), “Las poesías latinas de Garcilaso de la Vega y su permanencia en Italia”, Bulletin Hispanique, 25, 2, pp. 108-148. DOI: https://doi.org/10.3406/hispa.1923.2133.

 

Sannazaro, Iacopo (2009), Latin Poetry, ed. Michael C. J. Putnam, Cambridge-London, The I Tatti Renaissance.

 

Tallini, Gennaro (2019). “Dilettare, insegnare, movere «non però sì forte che, come il Tragico, perturbi». «L’officio del Comico Poeta» e «li motti, e detti piacevoli» della commedia nel II libro dell’«Arte poetica» di Antonio Minturno”, en Francesca Castellano, Irene Gambacorti, Ilaria Macera, Giulia Tellini (eds.), Le forme del comico. Atti delle sessioni parallele del XXI Congresso dell’ADI (Associazione degli Italianisti) – Firenze, 6-9 settembre 2017, Firenze, Società Editrice Fiorentina, pp. 406-415.

 

Tansillo, Luigi (2011), Rime, ed. Tobia R. Toscano, Roma, Bulzoni.

 

Torre Ávalos, Gáldrick de la (2016), “«…al servitio de la felice memoria del marchese del Vasto». Notas sobre la presencia de Bernardo Tasso en la corte poética de Ischia”, Studia Aurea, 10, pp. 363-392. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/studiaaurea.230.

 

Torre Ávalos, Gáldrick de la (2017), “El grupo poético de Ischia y la adaptación al vulgar de la égloga piscatoria”, en Eugenia Fosalba y Gáldrick de la Torre Ávalos (eds.), La Égloga renacentista en el Reino de Nápoles, Bulletin Hispanique, 119, 2, pp. 537-554. DOI: https://doi.org/10.4000/bulletinhispanique.5079.

 

Torre Ávalos, Gáldrick de la (2018), “Garcilaso y Alfonso d’Avalos, marqués del Vasto”, en Eugenia Fosalba y Gáldrick de la Torre Ávalos (eds.), Contexto latino y vulgar de Garcilaso en Nápoles. Redes de relaciones de humanistas y poetas (manuscritos, cartas, academias), Bern, Peter Lang, pp. 221-247;

 

Torre Ávalos, Gáldrick de la (2019), “Garcilaso de la Vega lettore di Vittoria Colonna: per una interpretazione del sonetto «Clarísimo marqués, en quien derrama»”, Critica Letteraria, 1, 182, pp. 13-39.

 

Torre Ávalos, Gáldrick de la (2020), Garcilaso, Alfonso d’Avalos y el desarrollo de la literatura vulgar en Nápoles en la década de 1530 [tesis doctoral], Girona, Universitat de Girona. Handle: http://hdl.handle.net/10803/671395.

 

[1] Parte del contenido de esta entrada bibliográfica aparecerá, ampliada, en el siguiente número de la revista Studia Aurea.

[2] Sobre la identidad de este personaje, se ha especulado con la posibilidad de que pudiera tratarse de Luigi Caracciolo, primo de Giulio Cesare Caracciolo, amigo de Garcilaso, a quien el poeta dedicó su célebre soneto XIX, o de Nicola Maria Caracciolo, “che fu poi vescovo di Catania dal 1537 al 1567” (véase, respectivamente, Fosalba, 2009: 88, y De Frede, 1960: 155, n. 1). Considerando que las menciones al obispo en el epistolario de Minturno (1549), sobre las que se volverá más adelante, también en lo que atañe a su cronología, se remontan hasta 1534, parece poco probable que el obispo al que se alude se tratase de Nicola Maria Caracciolo, de quien Caccamo (1976) afirma que heredó el obispado después de que su tío Marino Ascanio abdicase a su favor: “Quando lo zio Marino Ascanio abdicò in suo favore, gli succedette nell’amministrazione della sede vescovile di Catania, quasi un feudo della sua famiglia, essendo stata precedentemente occupata anche da suo fratello Luigi”; más lógico, aunque todavía por demostrar, sería, pues, que se tratase de su tío, el ya citado Marino Ascanio, conocido diplomático perteneciente al círculo imperial de Carlos V, de quien, se dice, no pisó nunca su diócesis, o del hermano Luigi Caracciolo, sobrino del anterior, a quien Marino, su tío, confió temporalmente también la administración del obispado (sobre Marino Ascanio, véase De Caro, 1976). Recientemente, Fosalba (2021) ha vuelto sobre la cuestión posicionándose esta vez a favor de la figura de Marino Ascanio, para lo que aporta argumentos dignos de consideración (véase el apartado que refiere a “La tertulia napolitana en torno a los Caracciolo”).

[3] “A Napoli, oltre che essere accolto nel circolo pontaniano, che dopo la morte di Sannazaro si dava appuntamento in casa di Scipione Capece, egli frequentava anche un altro raduno letterario in casa di « monsignor di Catania »: vi convenivano anche Bernardo Tasso, Marco Antonio Epicuro, il Tansillo ed altri. Di questo circolo parla il Minturno, che certamente fu amico ed estimatore del Filocalo” (De Frede, 1960: 154).

[4] Véase Fosalba (2009: 88), que, sin negar la posibilidad de que dicha tertulia pudiera encontrarse en Nápoles, no descartaba que pudiera darse también en Sicilia.

[5] Se trata de uno de los hallazgos contenidos en la tesis doctoral de Torre Ávalos (2020: 26 y ss.), acogido por Fosalba (2021: 247).

[6] Latinizado como Jacobus Caelanus, aparece en el f. 34 del manuscrito de la Biblioteca Vaticana, perteneciente a Angelo Colocci, ms. Vat. Lat. 2836 (véase Fosalba, 2019: 61).

[7] Debe tratarse de un error de impresión, puesto que, por cuestiones de cronología y espacio, “difícilmente pueda tratarse de Johannes Mathaeus Toscanus, editor de los Carmina Illustrium poetarum Italorum, I, Lutetieae, 1546…” (Fosalba, 2019: 61, n. 81); probablemente, en cambio, Minturno esté refiriéndose a Giovanni Bernardino Fuscano (Fosalba, 2019: 61), poeta activo en Nápoles por estas fechas, escritor en lengua vulgar y autor de unas Stanze sovra la bellezza di Napoli (Roma, Antonio Blado, 1531), quien estuvo en contacto por estas fechas, en los años 30, con el círculo literario de los Ávalos en Ischia, así como con el cenáculo napolitano petrarquista de Minturno y Gesualdo, la “quasi academia” napolitana de mediados de los años 20 sobre la que se volverá más adelante. En lo referido a los Ávalos e Ischia, se remite a Torre Ávalos, 2016, 2017, 2018 y 2019, así como al apartado dedicado a “Los Ávalos” en el segundo capítulo de su tesis doctoral (2020). Sobre Fuscano, se reenvía a la tesis de Cristiana Anna Addesso (2005).

[8] A la nómina de escritores allegados a la figura del obispo, podríamos añadir también la de los escritores Mario Galeota y Giulio Cesare Caracciolo, ambos amigos cercanos a Garcilaso. En el caso del primero, es lo que parece que se desprende de la citación conjunta, de los versos del obispo y de Mario Galeota, en los Paradossi, cioè sentenze fuori del comun parere, de Ortensio Lando, donde aparecen descritos ambos como autores bilingües capaces de escribir hábilmente en las dos lenguas, latina y vulgar, y de hacerlo siguiendo el modelo de los géneros clásicos: “riescono facilmente per cantar gesti eroici, per comporre comedie, scrivere tragedie, far dialogi, trattar cose sacre e anche tradurre di una lingua in l’altra”. La presencia del clasicismo en la obra del obispo y de Mario Galeota resulta interesante por cuanto veremos en las siguientes páginas se adecúa al perfil de escritor bilingüe, con una visión clasicista del petrarquismo que lo vincula a los autores de la Antigüedad, que es la que parece caracteriza a los escritores cortesanos de la Nápoles de la década de 1530 y en particular a los que se mueven en el entorno del obispo. Sobre la relación de Caracciolo y el obispo, se debe, sin duda, a vínculos familiares. Para todas estas cuestiones que refieren a la relación de los poetas Galeota y Caracciolo con la figura del monsignor, véase Fosalba, 2021, concretamente el apartado referido a “La tertulia napolitana en torno a los Caracciolo”. Es también del texto de la Dra. Fosalba de donde extraigo la cita a Ortensio Lando (244, n. 26).

[9] Véase, en este sentido, D’Alessandro (2005), que, a partir de las alusiones continuas del comentario de Gesualdo, reconstruye parte del contenido de la Accademia minturniana vinculándola a su muy posteriormente publicada Arte poetica. Sobre Gesualdo, se remite a Belloni (1980) y Burgassi (2012).

[10] Véase D’Alessandro (2005).

[11] Se trata de un diálogo distinto al Carafiano, ambientado supuestamente en la villa de Andrea Carafa, puesto que  Minturno afirma haberlo perdido, el diálogo Accademia, entre 1527 y 1529, cuando se trasladó a Ischia a causa del brote de peste que se extendió por Nápoles: así lo revela en varias cartas, entre las cuales una dirigida al vicecanciller del consejo de Aragón Miguel Mai, con fecha del 5 de enero de 1541, escrita desde Nápoles (carta núm. 13: ff. 45-46): “L’Ardoino non so come prometterle potuto habbia l’Academia: la quale perduta fu prima, che compiuta: percio che quella opera da me adombrata, quando havea ad esser dipinta de suoi colori, nella peste di questa città, che fo da xxvii à xxix, si perdè” (sobre la relación de Minturno con Miguel Mai, véase Bellsolell, 2010: 139-178); la desaparición de la Accademia fue completa, mientras, por otro lado, Minturno sí conservaba partes del Carafiano, como pone de manifiesto en una carta suya enviada a Scipione d’Arezzo del 29 de septiembre de 1533 (carta núm. 17, ff. 67v-68r): “Chiedete ch’io ui mandi quel Dialogo ch’io scrissi nella villa Carafiana, onde egli ha il nome, come voi dite, de l’antica campagna. Io mi studierò di soddisfare al vostro disio in uno di questi duo modi. S’io trovarò tra quei pochi fasci delle scritture mie, che meco di casa in Napoli, e quindi in Sicilia portai, il vecchio e primo essempio, del quale gran parte mi rimembra che voi mi trascriveste, il ui manderò come egli si trouerà. Se quello rimase fra libbri, ch’io lasciai in Gaeta (perche niuno ne portai se non alquanti Greci e Latini di picciolo uolume) darò opera che ui si trascriua. Il che sara malageuolissimo. Conciosia cosa che qui habbiamo troppo inopia di scrittori”. Por último, aunque es muy probable que exista cierta relación en el contenido de las ideas expresadas en uno y otro, fruto de la doble condición de poeta y teórico de la literatura latina y vulgar de Minturno, que establece siempre analogías entre ambas tradiciones, no  parece probable que la Accademia sea un esbozo original del De poeta de Minturno, si tenemos en cuenta que en la misma carta donde refiere a Miguel Mai la pérdida del diálogo menciona también el De poeta como una obra distinta (fol. 45v) y su voluntad de no retomar el diálogo perdido, dada la situación que el vulgar atravesaba en los años 40 (aunque sabemos que al final se arrepentirá y en 1564 acabará publicando el Arte poetica); lo que no implica, por otro  lado, como apuntaba, que, un plano ideológico, la Accademia pudiera ser el germen del tratado de Minturno, dado que las  teorías suyas, aunque se publican en los años 50 y 60, con el De poeta y el Arte poetica, respectivamente, tienen, no obstante, origen en  los años 20 y 30, encontrándose ya por entonces en un estado de evolución bastante avanzado (sobre estas cuestiones me remito a Fosalba, 2019: 125-169, que demuestra que el De poeta a finales de los años 20 se encontraba en un estado redaccional muy avanzado, y D’Alessandro, 2005, que partiendo de las referencias a la Accademia de Minturno en el comentario petrarquista de Gesualdo y las coincidencias ideológicas con el Arte poetica, retrotrae también a este periodo algunas de las ideas poéticas de Minturno sobre la lengua y la literatura vulgar).

[12] En cuanto al grupo de los años 20, ya activo cuando, hacia 1525, Minturno se trasladó a Nápoles, donde se encontró con “non pochi studiosi de la nuoua lingua […] ragunati quasi in accademia” (véase la carta que Minturno envía desde Messina a Giovanni Guidiccioni el 10 de mayo de 1529, carta núm. 1 del segundo libro de Le Lettere: ff. 15v-17v), momento este en que “comminciai à ragionare con loro delle cose del Petrarca”, añadir que se trata del mismo al que Minturno (dos años más tarde) defiende, en carta escrita desde Palermo y dirigida también a Giovanni Guidiccioni, frente a las acusaciones “venenose” de aquellos quienes afirmaban que los napolitanos no sabían escribir en  la “toscana favella” (carta núm. 2, ff. 17v-19r): “Di quelli che in Napoli scriuono (perche in niun’altra città sono piu scrittori di questo moderno idioma) posso ben questo affermare, nelle cose del Petrarca e del Boccacio non pochi haver posto tanto di studio, quanto ciascuno altro che in questi tempi dar sene possa vanto. Ne uoce alcuna ne maniera di parlare hauer quelli usata; che questi non habbiano in charta notata per alfabeto e per lunga usanza nella memoria Infin’ a qui io ho stimato non altronde, che da costoro la uera fauella, che ne’ uersi e nelle prose usar debbiamo, potersi apparare”. En cuanto a la constitución del grupo, antes de la llegada del teórico de Traetto, es muy probable que tuviese lugar a comienzos de los años 20, si tenemos en cuenta que Gesualdo, que formaba parte de él, empezó a escribir su comentario sobre Petrarca en 1522 (véase D’Alessandro, 2005: 616).

[13] Es una tendencia común entre los escritores de corte napolitanos que por su condición social publiquen la mayor parte de sus obras hacia el final de su vida, cuando aquélla se lo permite: en el caso de Minturno, al acceder al obispado. Sobre la condición social de los escritores cortesanos de la Nápoles de este periodo y cómo influyó en la publicación tardía de sus obras, se remite al contenido de los dos primeros apartados del tercer capítulo de la tesis doctoral de Torre Ávalos (2020), cuyo título reza: «Algunos aspectos de la literatura vulgar en Nápoles en el espacio social e ideológico de la corte».

[14] Fosalba (2019), de un lado, y D’Alessandro (2005), del otro, demuestran que, efectivamente, el germen ideológico de estos dos diálogos se encuentra en los años 20, y que ya entonces, al menos en el caso del De Poeta, entre finales de 1520 y mediados de la década de 1530, este se encontraba en un estadio de redacción bastante avanzado (véase el capítulo de Fosalba, 2019: «La preceptiva de Antonio Sebastiano Minturno»). D’Alessandro, por su parte, reconstruye parcialmente el contenido del diálogo perdido de Minturno Accademia a partir de las constantes referencias que aparecen en la Spositione de Gesualdo, que asocia a ciertas ideas presentes en el Arte poetica de las que se hablaba en el grupo napolitano de los años 20, lo que serviría a su vez para retrotraer a este contexto y al de la Nápoles de los años 30 las ideas comunes a estas obras. A su vez, Tallini (2019) se ha interesado también en la cuestión defendiendo, en su caso, el germen ideológico de los dos tratados a comienzos de los años 20 y planteando la hipótesis de que la Accademia pudiera ser «il nucleo centrale dell’Arte poetica» (409).

[15] El comentario de Gesualdo carece de una edición moderna. Para Minturno, véanse los dos volúmenes del Arte poetica editados y traducidos por Bobes Naves (2009), y la tesis doctoral de Biehl (1974): Antonio Minturno, De poeta in six books, que consiste en el comentario, edición y traducción de la obra del de Traetto.

[16] Ambos libros fueron publicados en Venecia, en casa de Giovanni Antonio y hermanos da Sabbio, donde igualmente se imprimió el comentario petrarquista de Gesualdo, lo que haría pensar en la posible colaboración del impresor véneto con ciertos poetas y teóricos de la literatura residentes en Nápoles interesados en una visión menos ortodoxa del petrarquismo que aquella auspiciada por la reciente publicación de las Prose della volgare lingua. En cuanto al periodo paduano de Bernardo Tasso durante sus años estudiantiles, se remite a Baiardi (1966).

[17] Sobre los orígenes del comentario de Gesualdo y su vivencia editorial, véase también Belloni (1980).

[18] Sobre la nómina de poetas y de escritores vinculados a este círculo literario de los años 20, véase el ya citado estudio de Fosalba (2019): «La preceptiva de Antonio Sebastiano Minturno», en Pulchra Parthenope.

[19] Sobre las circunstancias que rodearon la composición de este soneto, siguiendo también la correspondencia de Minturno y otros documentos historiográficos, como la crónica de Filonico Alicarnasseo sobre las vidas de algunas personas ilustres del siglo XVI (ms. X, box 67 de la Biblioteca Nazionale di Napoli), véase Fosalba (2009: 85 y ss). Por otro lado, es precisamente Alicarnasseo, en su Vita de Pedro de Toledo (f. 237 y ss. del citado manuscrito), quien da cuenta de la estancia siciliana de la marquesa, en compañía de la princesa de Salerno y de Giulia Antonia de Cardona, condesa de Colisano (véase igualmente Fosalba, 2009).

[20] Véase Fosalba, 2009: 86. Se trata del poema núm. 233 de la edición de las Rime de Tobia R. Toscano: “Mentr’in sul mar che lieto ondeggia intorno…” (Tansillo, 2011: 678). En cuanto a la adaptación toscana de la piscatoria en la corte de Ischia, véase Torre Ávalos (2017).

[21] Véase Magalhães, 2019: 139-183.

[22] Sobre la formación humanística de Maria de Cardona, la condesa de Colisano, y su relación con Marco Antonio Falcone, criado de Tasso, quien fue maestro de griego de las dos damas, véase Fosalba, 2019: 127-8.

[23] Sobre la calificación de la marquesa cual décima musa, aplicada también por el Cariteo (Pasca, VI, 142-4), referente poético de esta generación, a Costanza d’Avalos, duquesa de Francavilla, y por Sannazaro, su otro referente,  a la que fue, probablemente, su gran amor, Cassandra Marchese (ep. III, 2: “Quarta Charis, decima es mihi Pieris, altera Cypris, / Cassandra, una choris addita diva tribus” [Sannazaro, 2009: 356]), véase asimismo Torre Ávalos, 2019: 16, n. 10. Por otro lado, véase también Morros (2008: 105) que, a propósito de Garcilaso y su relación con Maria de Cardona, escribe: “Sabía, en definitiva, que la marquesa aglutinaba a un grupo de poetas que habían apostado por un nuevo tipo de poesía, diferente a la petrarquista y basada más en la tradición clásica. Por eso la escoge a ella como décima musa en que los tres poetas citados se inspiraron para considerarla como el tema más noble de sus versos dentro de la nueva tradición que uno de los tres, Bernardo Tasso, había reivindicado en los prólogos de las dos primeras ediciones de sus Amori, publicadas respectivamente en 1531 y 1534, dedicados el primero al príncipe de Salerno y el segundo a su esposa la princesa, tía de nuestra María».

[24] Como plantea Fosalba (2009: 85 y ss.).

[25] Véase Mele (1923: 132), que cita esta carta enviada por Tasso a Francesco Maria Molza desde Nápoles en 1535: “sólo pocos días antes de su partida a Túnez, en que tuvo precisamente de compañero a Garcilaso”.